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Sinopsis

Hace unos años atrás conversé con mi amigo Melvin Rivera, de Vía Podcast, sobre el tema de los micrófonos.  Melvin es un zorro viejo, que viene del mundo de la radio, y sabe lo que hace o deshace un programa.  Pero claro, para darle inicio a nuestra conversación me preguntó sobre “qué pensaba yo sobre los micrófonos y el éxito de un podcast”? Yo sé que Melvin sabía la contestación a esa pregunta —o por lo menos SU contestación a esa pregunta— y también sabía que yo sabía la contestación —o por lo menos la contestación “standard” que le daría cualquier experto en comunicación.  Pero Melvin no esperaba la contestación que yo le di. Le dije: “Los micrófonos son como los perfumes.  El perfume que te huele bien a ti no me huele necesariamente bien a mí, y viceversa”.  Y la razón es sencilla.  Los perfumes se unen a los humores de cada cuerpo y huelen distintos en cada persona.  Por eso nos untan un poquito en la parte de atrás de la muñeca… para que olamos cómo huelen en nuestro cuerpo.  Lo mismo pasa con los micr