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Sinopsis

El pasado 7 de mayo, mientras Zory y yo andábamos por Oklahoma y Texas, surgió la noticia de que habían hackeado a Colonial Pipeline, la compañía dueña del oleoducto más importante de los Estados Unidos. Para que tengas una idea, este oleoducto discurre entre Texas y Nueva York transportando gasolina y combustible de avión. ¿Y cuánto transporta, te estarás preguntando? Pues por el oleoducto de Colonial pasan 2.5 millones de barriles diarios. No semanales, tampoco mensuales… ¡diarios! Este tipo de ataque sucede a diario en los Estados Unidos. De hecho, se ha vuelto cosa de todos los días en prácticamente todos los países desarrollados del mundo. Lo que pasa es que le sucede a compañías pequeñas, a profesionales, a agencias de gobierno, a facilidades deportivas, a organizaciones religiosas, a universidades… en fin, dondequiera que haya computadoras conectadas a la Internet. ¿Y por qué no nos enteramos? Pues por distintos factores: vergüenza, seguridad, prestigio… en fin, las razones para ocultarlo son casi tan