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Sinopsis

La Internet de hoy se basa en dos cosas: tráfico y atención. Y lo curioso es que siempre fue así. Lo que pasa es que en el comienzo pocos nos percatamos. Allá para el 1989, cuando Tim Berners Lee la inventó, la Internet era muy distinta. El tráfico sobraba y la atención también. La novedad de un lugar donde podíamos comunicarnos con cualquiera, libre de costo y sin restricciones tomo al mundo por asalto. Los dominios estaban todos disponibles, las páginas recibían tráfico abundante y —como en todas las bonanzas— hubo pioneros que hicieron grandes fortunas. Si no me crees, pregúntale a Mark Cuban, el billonario dueño de los Dallas Mavericks e inversionista del programa semanal Shark Tank, de la cadena ABC de los Estados Unidos. Hoy en día la cosa es muy distinta. El periodo de la conquista ya pasó y ahora hay grandes organizaciones que se han insertado como intermediarios para beneficiarse tanto de los que proveen algo como de quienes lo consumen. No hay un renglón de la Internet en el que no se haya insertado